Uff... después de un largo tiempo retomo la descripción de viajes, porque nos estamos acercando a la fecha local de aquello que nos llevó, en primer lugar, a mi amiga P y a mí, a hacer aquel maravilloso viaje a las tierras ibéricas...
Madrid / Sevilla - Día 4
El despertador sonó demasiado temprano, lo que nos recordó que aquel último Rioja quizás había estado de más. A pesar de habernos acostado bastante temprano, estos primeros 3 días habían sido agitados, y ahora nos tocaba dejar la ciudad.
Así que nos levantamos, ducha rápida de cada una mientras la otra hacía su valija (recuerden que la habitación era tan diminuta que no entrábamos las dos al mismo tiempo moviéndonos de un lado a otro, levantando nuestros bártulos y revisar de no olvidarnos nada).
El día comenzaba un poco más raro que el resto, porque si bien teníamos organizado un viaje en auto, teníamos que ir al aeropuerto, con sus 4 combinaciones de subterráneo.
Para hacer corta una historia larga, teníamos que ir a recibir a quienes se convertirían en nuestros compañeros de viaje hacia Sevilla, a quienes no conocíamos.
Cuando organizamos nuestro viaje original íbamos a ser 3, y por lo tanto teníamos compradas 3 entradas para el recital de U2 en Sevilla. Pero acercándose la fecha, nuestra amiga G no pudo viajar por trabajo, y vendió su entrada al hermano del novio de su amiga S (sí, parece un trabalenguas), que iba a estar viajando por Europa con su padre para esa época.
En resumen nos pusimos en contacto con ellos, y terminamos acordando viajar desde Madrid los 4, por lo que la mejor idea era ir al aeropuerto e ir directamente desde allí.
Las señas particulares eran que ellos eran muy altos, y nosotras muy bajitas y que íbamos a estar con el termo de mate debajo del brazo...
Y así fue que nos encontramos. Tomando mate en Barajas...
Ellos alquilaron un auto en el que, a partir de una ecuación muy simple, pudimos caber los 4: ellos de 1,90m y 1,98m de altura con poco equipaje, y nosotras dos, de 1,60m (y uno y medio... je!), con dos valijas casi de nuestra estatura...
Y así partimos, cuatro desconocidos, en tierras desconocidas, por rutas desconocidas y un GPS que funcionaba como el reverendo O'Hara (SPE), hacia a las tierras Andaluzas, en busca de U2.
De movida nos perdimos a la salida del aeropuerto... de verdad que el GPS andaba mal, pero lo peor era el sentido de ubicación del piloto y copiloto que nos habíamos conseguido, y aunque yo suelo ubicarme bastante, me daba un poco de "calor", gritar un: "pero pedazo de nabo, no ves que el cartel dice que hay que tomar a la derecha?!?!?!?!?". Convengamos que nos acabábamos de conocer y que nos estaban haciendo el favor de llevarnos hasta allá (porque nunca nos dejaron pagar ni un tanque de nafta...), por lo que apenas si me atrevía a hacer una sugerencia y luego decir para mis adentros "Te dije!".
Después de ponerme nerviosa más de la cuenta en la primera hora, decidí relajar... después de todo eran mis vacaciones y algún día íbamos a llegar, y mientras llegar al estadio olímpico todavía no estaba en riesgo, no iba a gritarle a nadie, y menos a uno que no conozco lo suficiente como para saber cómo va a reaccionar y que mide más de 1,95m (loca, pero no boluda!).
A partir de ahí, me dediqué a sacar fotos por la ventanilla, y alternarme con P para cebar mate.
Llegamos a Sevilla alrededor de las 9 de la noche, habiendo conseguido alojamiento para nuestros dos nuevos acompañantes en el mismo hotel donde nosotras teníamos las reservas con un simple llamado mío desde el aeropuerto... y tuvimos mucha suerte!!! Con el recital encima, casi todos los hoteles de Sevilla estaban a full.
El hotel quedaba muy cerca del centro antigüo de la ciudad, así que nos duchamos, cambiamos, y con un mapa que conseguí en la recepción, nos las arreglamos para conseguir una plaza pequeña y muy bonita, rodeada de restaurantes donde nos fuimos a comer.
Al día siguiente, teníamos que encontrarnos con una de las tías de Pau, una andaluza de raza, que nos sirvió de guía durante los siguientes 3 días... a esta altura, ya estábamos como chanchos!