lunes, 23 de enero de 2012

Lluvia... lluvia... ven! ven! (LL dixit)

París - Lunes 28


Capítulo intitulado... me cago en el clima!


No es que me joda que esté nublado. No es que me joda que llueva. No es que me joda que hagan 2°...
Lo que me jode es que suceda todo junto, mi último día en París, cuando tenía decidido pasar el día en los parques!


Me levanté temprano y me dije que el clima no me iba a ganar. Me compré un sandwich, un jugo de naranjas y me fui a los Jardines de Luxemburgo.








Primero los caminé casi completamente y luego elegí un banquito, el único de todo el parque que no estaba mojado porque tenía una especie de techito, y me dispuse a desayunar. Para cuando terminé el sandwich estaba tan congelada que apenas podía sentirme el culo.


Así que... A LA MIERDA LOS PARQUES! Finalmente cambiaría todo lo que había decidido en los dos días anteriores y me dedicaría a los museos.
Lo primero que hice fue volver sobre mis pasos hacia el Pantheon, porque a la mañana cuando pasé, todavía era muy temprano y no había abierto. Pero... oh, sorpresa!!! No era la hora, era el día: Lunes, cerrado.



 Salí entonces hacia el lado del Sena, y de ahí bordeando hasta Orly... Cerrado.


Crucé  al otro lado por el puente de los enamorados y su tradición de candados, y caminé junto al agua hasta el Louvre, abierto y con cola importante, como siempre... y todavía no eran las 9 de la mañana!!!






El museo es impresionantemente grande, en el antiguo palacio real. 
Las obras de arte que contiene no me volvieron loca, es más, me gustaban más las reproducciones que algunos artistas hacían en los pasillos, que las que estaban colgadas en las paredes. 


Arte antiguo, barroco y renacentista, y bastante oscuro, forman la colección estable. Desafortunadamente no es un arte que yo sepa apreciar o disfrutar, así que no puedo decir que me haya gustado demasiado... No, la Gioconda tampoco. De verdad no llego a entender por qué para todo el mundo esta pintura tan pequeñita y oscura es tan absolutamente maravillosa. Claramente no entiendo nada de arte. 




 Aunque sí me encantaron los pabellones de escultura antigua, obras "afanadas" de la antigua Grecia, Egipto y varias otras partes de medio oriente. Entre estas maravillas, la famosa Venus de Milo, que si no fuera porque es manca, sería absolutamente perfecta!


Como dije antes, el museo está en el palacio del Louvre, que supo ser el palacio real por centurias, por lo que más allá de las obbras de arte, lo que realmente te mata es el edificio en sí mismo. Los frescos, los techos, las molduras, y ni hablar del ala que se utilizó post-revolución y post-imperio como habitaciones oficiales del rey y/o emperador (linda ironía!... jajaja).




Lo recorrí casi todo, incluso el subsuelo en el que descubrieron parte del castillo medieval sobre el que luego se construyó el famoso palacio. Murallas y cimientos increibles, de una solidez difícil de describir. Esos pibes sí que sabían construir. Habría que mandar a un par de ingenieros de las obras nuevas de Buenos Aires, para que aprendan a construir sin demoler lo del alrededor.


Cuando salí del Louvre ya no sentía las piernas, y las ampollas más chicas que se me habían ido formando en las caminatas anteriores, ya me cantaban villancicos (les dije que odio la Navidad?).
Así y todo, caminé hasta la Isle de París, la caminé de punta a punta, ví a la Gran Dama de atrás, y crucé el Sena a la rivera sur, o "gauche" como le dicen allá (hay que ver que el que decidió eso, venía caminando de Este a Oeste para ponerle ese nombre).





Recién ahí me senté. Eran las 4 de la tarde. Me senté en un bar en frente a la Dama a tomar una cerveza y comerme un terrible sandwich de queso cabra untable y salmón ahumado.

De ahí al hotel. A la rutina de ducha, acicalamiento y salida vespertina por lugares nuevos. Esta vez, por un momento, sentí que me había perdido, pero finalmente terminé en un lugar conocido, con una copa de Bordeaux en la mano... je!

By the way ya sé cómo hacen para transitar sin combustible...



Notas del bar:

1. Algo que no entendí es la cantidad de calles que se llaman "Boulevard de..." y no tienen boulevard. 

2. Uno nunca espera que el próximo queso sea mejor que el anterior, pero lo es!!!

3. Dos horas sentado en la mesa mínima de al lado mirándome a cada rato mientras leo y escribo. Dos horas de tu vida, alemán lindo!!!
Y te vas caminando para atrás, mirándome, mientras te alejás, pero sin haber dicho ni una maldita palabra.
Monsieur, sil vous plait, un autre verre de bordeaux!


miércoles, 18 de enero de 2012

Caminar, caminar...

París - Domingo 27 de Noviembre


Me desperté más tarde de lo esperado, a las 8.30. Apenas si había un poco de luz mirando a través de la ventana, porque el día había amanecido completamente cubierto de nubes oscuras... como el día anterior.


Me fui primero a  la estación de tren, a la Gare de Lyon, a comprar el pasaje para, justamente, Lyon para el martes. Sabía que había muchos servicios y que no es necesario reservar los trenes con anticipación, pero por las dudas... nunca se puede ser demasuado cauto. Además lo hice como si fuera un  inspección de campo, para saber cómo era y a dónde tenía que ir, porque luego uno está cargado y apurado, y termina agotado por el stress.


Después de lucchar una media hora con las máquinas automáticas que no aceptaban mi tarjeta de crédito "importada", terminé haciendo la cola para la ventanilla. Me sorprendió, y me sigue sorprendiendo a cada rato, cómo entendía perfectamente lo que me decían y poder hacerme entender con mi no tan desarrollado francés.

De ahí caminé hasta la Bastilla. De lo que uno imagina que era el enorme edificio armería, cárcel, etc., que fue en su tiempo, solamente queda el nombre del barrio y una especie de obelisco que conmemora la revuelta de 1830...



Eso me ha sorprendido de París. Las cosas históricas "feas" las han desaparecido, como si no fueran dignas de ser vistas y recordadas, como si no fueran dignas de formar parte del paisaje de maqueta perfecta de la ciudad... una pena! Hubiera disfrutado el olor de la vieja prisión de la misma manera que he disfrutado de la humedad de la Torre de Londres.


Seguí caminando hacia el centro y me encontré con una placa que señalaba hacia una callejuela. La place des vosges, una plaza encantadora que, como descubrí más tarde, se convirtió en plaza después de que Catalina de Médicies, esposa del rey Enrique II mandó a demoler el palacio real que estaba en este solar luego de que el rey agonizara por días y luego muriera, como consecuencia de una lanza en un ojo, en ocasión de unos "juegos" que se llevaron a cabo en el jardín de la residencia... pavada de juegos!!!



Seguí caminado. Tenía la intención del ir al Centro Pompidou, pero luego me decidí mejor por el Museo de Orsay, después de todo no me gusta el arte moderno. Así que pasé de nuevo por la gran Dama de la isla, y crucé al otro lado del Sena. 
Cuando llegué había nuevamente 2 cuadras de cola... no way! Entonces decidí darle una segunda oportunidad a la torre.


Crucé primero para ir caminando por los Campos Eliseos, con sus puestos de venta de cualquier cosa, y luego las mejores tiendas de París, donde casi muero embobada con la vidriera de Louis Vuitton. 
Pasé por la casa central de HSBC que está en el edificio donde vivió Mata Hari... vaya ironía!
De ahí a Trocaderoy de ahí bajé a la torre.... IMPOSIBLE!!!




Seguí por los campos de Marte hasta la escuela de guerra, al hotel des Invalides, creado por Luis XV para albergar a los veteranos de guerra inválidos  o en situación de calle, y en el camino me encontré con el edificio en donde vivió Antoine de Saint Exupery.






Volví a cruzar nuevamente el Sena hacia la Concorde, para recorrer los jardines de Tullerías, también creados por Doña Catalina.
La cantidad de gente en la calle era insoportable, pero igual me metí por los jardines, un museo al aire libre, en dirección al Louvre. En ese momento decidí que este viaje no se trataría tanto de museos, sino de vivir las ciudades, aunque sea como turista, pero sin perder tiempo en colas. Uno siempre se queda con ganas de ir a todos los sitios, de no perderse de nada, pero como dijo la filósofa contemporánea: Ce n'est pas possible!


A esta altura las pieras me quemaban y las ampollas de los pies me latían, así que me senté un rato a descansar.





Cuando creí que ya podía volver a caminar, emprendí camino para el hotel, pasando por el famoso museo. 




Ducha, acicalamiento y salida. Una linda caminata nocturna y luego unos buenos bordeaux en una de esas mesas diminutas mirando a la calle, tan características de cualquier bar parisino.


Observación del día:
En toda París, y créanme que la recorrí en bus y caminando, podríamos decir que el 70%, solamente ví dos estaciones de servicio. No sé cómo hay tanto tránsito cuando no hay a dónde cargar combustible!!!

jueves, 12 de enero de 2012

Primer vistazo

Sábado 26 de Noviembre

Dormí como el culo. El frío hizo que me despertara mil veces. La última terminé casi hecha un bollo, con las rodillas en la pera, y tapándome arriba del acolchado con mi campera de abrigo.

Me levanté a las 8 y salí a la calle,  hacia Notre Damme. Me compré un panini de brie en el camino para desayunar, pero terminé comiéndolo cerca del mediodía.

Conocí a la Gran Dame de mañana, cuando no había casi nadie, lo cual fue un placer.


Luego seguí caminando por la isla hasta la Saint Chappelle... por DIOS qué vitreaux!!!!!

Después seguí caminando por la vera del Sena, hasta que ví uno de esos  buses turísticos y me subí. Estos siempre son una buena opción cuando se trata de ciudades grandes, porque tenés la opción de tener un vistazo de todos los sitios, podés bajarte en los que realmente te interesan, y ni hablar sin son lejanos, y además tenés el relato de qué significa cada lugar.

Así recorrí todo el Sena, la Place de la Concorde, Les Champs Ellysés, el Arco del triunfo (IMPONENTE!) y la Tour Eiffel con sus 3 cuadras de cola para subir... y antes de que pregunten, nop, no subí.





Y de ahí cerquita, cambié de línea de bus, y rumbié para Montmartre, deformación de Mont des Martires (aprendido en el bus), centro de cabarés y artistas, y de la hermosísima Sacre Coeur en la cima del monte.

Subir hasta ahí es toda una experiencia y no sólo por lo empinado de las escalinatas, sino porque en el caminouna horda de trunecinos, árebes y africanos (suponemos argelinos) se te tiran encpara venderte cosas, pedirte u casi obligarte a jugar esos juegos de calle donde seguramente te roban hasta los pensamientos. Pero vale la pena la subida.

La basílica es hermosa y la vista es increíble. Una pena que hubiera tanta niebla (que luego me acompañó todo el camino) que no permitía las mejores fotos.

Al salir de la basílica estuve subiendo y bajando por las intrincadas callecitas de la Ville de Montmartre, me senté un rato a mirar la nada, bajé bordeando el célebre cementerio y pasando por la puerta del famoso Moulin Rouge (de afuera no dice nada...), y volví a la parada del bondi.
Seguí recorriendo mil lugares, la mayoría muy lindos y otros no tanto, pero disfrutando de ver sitios por los que no hubiera pasado de otra forma. Eso sí, el paseo en el bus me salió caro... me recontra re cagué de frío!

Cuando anocheció, me volví al hotel en busca de un baño caliente, y luego volví a ver a la Damme para sacarle una foto nocturna y ver el Sena con sus maravillosas luces.



A la vuelta, pasé por mi bar a tomar una sopa de puerros, un par de vinos y luego.......








Dormir!!!! Qué pensaban?

domingo, 8 de enero de 2012

Sobre la soledad

"Muy pocos soportan la idea que no hay remedio para la soledad de la existencia. La mayoría alimenta esperanzas, se agarra a lo que puede, busca refugio en las relaciones humanas, pero a sus intentos de fuga de la cárcel de la soledad, no les pone verdadera pasión ni entrega, y entonces se refugia en mil ocupaciones falsas, trabaja de sol a sol o viaja sin parar, o compra una casa grande, o los favores de mujeres con las que no tiene nada que ver, o empieza una colección de abanicos, piedras preciosas o insectos raros...
Pero no sirve de nada. Y mientras se afanan en todas esas maniobras son plenamente conscientes de que no sirve de nada. Y sin embargo siguen esperando, aunque ni siquiera saben qué esperan." (...)

Conversación de Péter.


Extracto de "La Mujer Justa", de Sándor Marai.

lunes, 2 de enero de 2012

Llegando a París

Noche del 25 de Noviembre


Quién dijo que los parisinos son antipáticos??? Desde que salí del aeropuerto no hice más que encontrarme con gente, tanto hombres como mujeres, que desinteresadamente se ofrecieron a ayudarme con la valija.
Ahhh... sí. Detalle de importancia: una valija de 19 kg + un bolso de mano + cartera, en un subte sin escaleras mecánicas, son una pesadilla. No saben cómo me quedaron los brazos esa noche. Además, tenía 3 combinaciones: Orly - Denfert, Denfert - Place d'Italie, Place d'Italie - Censier Dauberton.


Llegué al hotel a las 10 de la noche. Agotada. Pero era la primera noche y lo único que había visto de Paris fueron estaciones de subte, así que me dí una ducha rápida y salí a dar una vuelta (tampoco es que valiera la pena quedarse en el hotel medio-pelo).
Así que salí a la calle y, valiéndome de mi sentido de orientación, me dui a buscar la calle Muffetard. Esta es una callecita empedrada, que conserva los mismos adoquines que en la época medieval,  y que está en el corazón mismos del Barrio Latino. Este barrio se llama así porque desde su fundación, ha sido el sitio donde se establecieron los edificios de la Universidad de la Sorbonne. Por lo tanto, el nombre no deriva de ser un barrio formado por inmigrantes latinos, sino el sitio en donde se congregaban las grandes eminencias académicas y eruditos que, antiguamente, hablaban latín. 


Me costó poco y nada encontrar esa callecita llena de bares de estudiantes... y de estudiantes! Creo que el más viejo tenía 24, así que la caminé de punta a punta y decidí que no era el lugar para sentarme a tomar algo. 








Así que me volví para el lado del hotel, después de todo estaba agotada, y en el camino me encontré con "Comptoir des arts", que milagrosamente quedaba en la esquina de mi hotel, y fue el  comienzo de un lindo amor, y donde empecé a escrribir estas crónicas.