No hay equilibrio

El miércoles pasado, después de la oficina, y como inicio del fin de semana (je!), nos fuimos con unas amigas a un famoso wine bar de la zona de Retiro.

Creo que hacía alrededor de 5 años que no iba a ese lugar.
Convengamos que en Buenos Aires podrías ir a un bar diferente cada día del año por dos años y no repetirías uno si quisieras, y si a eso le sumamos que casi siempre voy al mismo, bueh... la ecuación es perfecta.

Cuestión, nos acercamos a la zona de Retiro, más específicamente a la calle Libertad entre Santa Fé y Arenales. Subimos las no muy empinadas escaleras que nos lllevaban hacia este hermosísimo bar, y cuál no sería nuestra sorpresa cuando, al ingresar al recinto, nos encontramos que aqueel mismo bar de excelente arquitectura moderna, exquisita música de jazz, excepcional selección de tragos y vinos (unas de las mejores cartas de vinos para un bar que he visto, y casi todos se venden por copa), y un sushi especialmente delicioso, otrora bar y after office de yuppies y otros/as jóvenes chic, se había convertido en.....




EL BOTÁNICO!!!!!

(N de la R: Para los que no residen en esta bendita ciudad, el Jardín Botánico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es trístemente célebre por haberse convertido en el reducto donde individuos sin don de gente y sin corazón, arroja y abandona sus gatos cuando se aburren de estos juguetes animados...)


Cuestión, el querido bar "D", se había convertido en un reducto de señores mayores (y con esto no me refiero a mayores igual que yo que ahora soy 5 años más vieja, sino mayores de 55 (y siendo muy amable)) que portaban más pinta de "billetera mata galán", que pinta... a secas! (creo que los caballeros lo más cerca de hacer una actividad por la salud de su cuerpo que estuvieron los últimos 20 años, había sido subir esas escaleras), y que dejaban notar latas de atún y Gatti escapando de sendos bolsillos del saco, para atraer a señoras-gatos (y este "señoras" no es por una cualidad intrínseca de las mismas, sino que hace directa referencia a la edad que portaban), vestidas de pendejas (o similar, dado que nunca ví una pendeja con tanto "brisho") con jeans ajustados y tops escotados que permitían admirar su última inversión (y no estoy hablando justamente de la bijou).

Las caras de estas "damas" (???) eran todas iguales. Tanto botox les hacía lucir una mezcla de frente felina (que se une con la nariz en ángulo convexo) y pico de pato (ni les explico esto), con una exacerbación de los pómulos tan notoria que parecía que les empujaba el párpado inferior hacia arriba, lo cual sumado al lifting y sus consecuencias en la "orientalización" de los ojos, me hacía preguntarme cómo carajos hacían para ver... tan simple como "ver".
La descripción puede seguir con diferentes partes de la anatomía de las anteriormente descriptas, por ejemplo diciéndoles que con mis amigas no podíamos encontrar una sola "gracia natural"... les prometo que donde mirábamos, había la mano de un cirujano, y si mirábamos las cabezas podíamos notar las extensiones, por lo que puedo afirmar que hasta el pelo era falso!!!

Estuvimos no mucho más de una hora, riéndonos con todo el cuerpo mientras imaginábamos las conversaciones que los "señores" mantenían con las "señoras", hasta que una de mis amigas y yo decidimos que era la hora de partir hacia otro sitio, porque el ambiente se iba engateciendo más a medida que iba pasando el tiempo.

Para no mover los autos de donde estaban estacionados, decidimos no ir lejos de ahí. Por lo tanto, y rompiendo todos los códigos no declarados, escritos, hablados, establecidos and demáis, recordé la existencia de un lindísimo bar inglés apenas en la siguiente cuadra, y hacia allí nos dirigimos.

Nuevamente escaleras, en este caso más bien escalinatas de mármol, ya que el bar está emplazado en un edificio de época tipo "petit hotel", que por sus disposiciones debe haber sido la casa de alguien que yo hubiera envididado mucho si lo hubiera conocido... jaja.

Subimos, entramos, nos dirigimos hacia la barra en el salón que dá hacia la calle, y cuál no sería nuestra sorpresa cuando nos encontramos que este recinto se encontraba atestado de......




PENDEJOS CON PATINETAS!!!!




Si a alguien le cabía alguna duda, cada vez es más difícil en esta benemérita ciudad conseguir lugar para gente en sus 30, solteros y sin hijos...

Una falta total de equilibrio !!!